Los humanoides de
«rostro repulsivo»
Almonaster la Real es un municipio español de la provincia de Huelva, Andalucía. Tiene una población de 1891 habitantes (censo de 2016), repartidos entre la localidad propiamente dicha, con unos seiscientos habitantes, y una veintena de aldeas, esparcidas sobre todo el término municipal. Con una superficie de 322 km², tiene una densidad de 5,7 hab/km². Se encuentra situada a unos 20 km de Aracena, a unos 100 de la ciudad de Huelva y a 40 de Portugal.
Dada la extensión (322 kilómetros cuadrados) y situación (entre la sierra de Aracena y El Andévalo) de su término municipal, Almonaster la Real presenta un relieve variado, que es surcado por varios ríos y riberas.
Almonaster se encuentra al Noroeste de la provincia de Huelva y limita al Norte con Cortegana y Jabugo, al Este con Santa Ana la Real, Alájar y Aracena, al Oeste con Cortegana, Aroche y El Cerro del Andévalo y al Sur con El Campillo, Zalamea la Real, El Cerro y Cortegana.
Los principales ríos que atraviesan el municipio son el río Odiel, la ribera de Escalada, la ribera de Olivargas, Ribera de Almonaster y la ribera de Río Caliente, además de pequeños arroyos como la ribera del Moro, el arroyo de Acebuche, el arroyo la Lisa.
Los humanoides de «rostro repulsivo»
Ceferina Vargas Martín, que por aquella época tenía 20 años de edad, sobre las 19:30 h. del 3 de agosto de 1977 se dirigía a pie desde la Aldea de Escalada a casa de su abuela en la Aldea de Calabazares. A la altura de Almonaster La Real (Huelva), cuando caminaba por uno de los senderos que unen ambas aldeas y encontrándose a pocos metros de un arroyo, casi oculto por la vegetación, nota que un reflejo cegaba sus ojos. Extrañada, atribuye el hecho a un posible cristal o espejo iluminado por el sol.

Ceferina Vargas Martín en la época que tuvo el encuentro
Varios metros más adelante vuelve a suceder lo mismo. Esta vez el deslumbramiento la deja algo aturdida y sintió como sus fuerzas flaqueaban. En ese momento vio a unos 4 m. de ella, y en un lugar del que provenía la segadora luz, a dos figuras de aspecto humano cuyas descripciones corresponderían a una mujer de unos 2 metros de altura y a un hombre de 1,70 m.. Ambos de rostro repulsivos, grandes ojos, cabellos rubios y piel de color amarillo limón.
La mujer tenía pelo largo rubio, cejas arqueadas, ojos muy grandes, no distinguió nariz sólo dos orificios y una línea por boca que no se abría, sólo se movía. Vestía una túnica verde.
El hombre tenía los mismos rasgos que la mujer, pelo corto y alborotado y vestía túnica marrón claro con destellos.
Pierde el conocimiento durante una media hora y al llegar a casa de su abuela comprueba que le falta de su bolso el Documento Nacional de Identidad. También comprueba que el reloj carece de corona y le faltan varios billetes de autobús. El tiempo aproximado que estuvo sin conocimiento fue de 30 min.

Representación de los dos humanoides vistos por Ceferina Vargas
Al día siguiente acude a la Guardia Civil y presenta una denuncia.
Acompañada por varios agentes del cuerpo vuelve al lugar, se realiza una inspección ocular. Los Agentes encuentran un lugar que por las huellas pudo estar sentada la testigo.
En el posterior examen medico no se le detecta nada anormal, padeciendo alteraciones del sueño, nervios y se despierta repetidas noches gritando que en su habitación hay bichos.
Hay también un hecho curioso, al intentar realizar fotografías del escenario del suceso, sin ninguna razón aparente el flash de las máquinas fotográficas se «descontrolaba», de tal forma que tomaba carga pero sin pulsar el disparador de la máquina fotográfica, éste se disparaba solo, repitiéndose este fenómeno de manera continuada. Este mismo flash, se utilizó el otro lugar y funcionó con total normalidad.